martes, 17 de mayo de 2011

Globalización y Economía del conocimiento.

Globalización y Economía del conocimiento.
La globalización es una nueva etapa del desarrollo económico y político de las sociedades nacionales y locales. Su característica esencial y más conocida es la creciente interdependencia de las sociedades en diversas estructuras: políticas, financieras, productivas, culturales. A pesar de la continuidad histórica que representa el proceso de mundialización capitalista, hay una diferencia entre el expansionismo industrial e imperialista que se manifestó desde la segunda mitad del siglo pasado hasta los años sesenta de este siglo y la globalización de fin de milenio.
La historia reciente, nos presenta un mundo que avanza a paso veloz hacia nuevas etapas del proceso de globalización. Ante ello es necesario analizar algunos fenómenos paralelos que buscan redefinir el sentido de los procesos globalizadores y que están ligados a lo que sucede en el espacio de la vida colectiva de las regiones, los pueblos y las localidades. Allí se está gestando una nueva forma de expresión de la sociedad civil organizada, la que se pronuncia y actúa por la defensa de los principios de los derechos humanos de la primera, segunda y tercera generaciones.

En la actualidad se da una transición hacia una economía del conocimiento, con actividades de gran densidad de trabajo calificado y fuerte creatividad. Se abandonan los modelos clásicos de crecimiento económico con rendimientos decrecientes para adoptar una perspectiva de la innovación como fuerza principal del dinamismo económico
Dentro de este contexto surge la llamada “era del conocimiento” donde la principal idea del asunto recae en la velocidad acelerada —y sin precedente— a la que el conocimiento se crea, acumula y, muy probablemente, deprecia en términos de relevancia y valor económicos. Esta tendencia ha reflejado, entre otras cosas, un ritmo reforzado de avance científico y tecnológico; presenta muchísimas ramificaciones y origina diversos retos. Sin embargo, la discontinuidad no se marca de la misma forma en todos los sectores. Una nueva clase de organización encabeza este fenómeno: las comunidades basadas en el conocimiento, a saber, redes de individuos que luchan, primero que nada, por producir y divulgar nuevos conocimientos y trabajan para compañías no sólo distintas, sino incluso rivales. Una señal de que se está desarrollando una economía basada en el conocimiento se observa cuando dichos individuos ingresan en organizaciones convencionales donde la relación continua con una comunidad externa basada en el conocimiento representa un activo valioso. Al tiempo que los miembros de estas comunidades sostienen una competitividad colectiva, se convierten en agentes de cambio para la economía en su conjunto.


El incremento del capital intangible en el ámbito macro económico.
Los historiadores de la economía señalan que hoy en día las desigualdades en la productividad y el crecimiento de los países tienen mucho menos que ver con la abundancia o la falta de recursos naturales que con la capacidad de mejorar la calidad del capital humano y de los factores de la producción, en otras palabras, crear nuevos conocimientos e ideas y aplicarlos a la maquinaria y a la gente.
Una característica relacionada del crecimiento económico, la cual se hizo más y más evidente desde principios del siglo XX, es la creciente importancia relativa del capital intangible en la riqueza productiva total, así como el aumento de la participación relativa del PIB atribuible al capital intangible.


Éste por lo general se ubica en dos categorías principales: por un lado, la inversión orientada a la producción y la difusión del conocimiento (es decir, a capacitación, educación, investigación y desarrollo, información y coordinación); por el otro, la inversión para preservar el estado físico del capital humano (gasto en salud). En Estados Unidos el valor actual de la reserva de capital intangible (dedicado a la creación de conocimiento y al capital humano) comenzó a superar el del capital tangible (infraestructura física y equipamiento, inventarios, recursos naturales) a fines de los años sesenta.


La revolución en los medios de conocimiento.
El siguiente ámbito en que se puede analizar dicha “discontinuidad tenue” se refiere a la gran revolución tecnológica que se está dando al tiempo que comienza la era digital. Es una revolución de crucial importancia, ya que considera básicamente tecnologías para el conocimiento, así como la producción y la difusión de la información. Estas nuevas tecnologías, que surgieron en los años cincuenta y florecieron con la llegada de internet, cuentan con potencialidades asombrosas. Permiten el acceso remoto a la información y a los medios para adquirir conocimientos. Además de transmitir textos escritos y otros artículos digitalizables (música, pinturas), también permiten que los usuarios trabajen en sistemas de información a larga distancia (por ejemplo, la tele experimentación), que tomen cursos en el marco de las relaciones interactivas maestro-alumno (educación a distancia) y que tengan increíbles cantidades de información —una especie de biblioteca universal— disponibles en su escritorio.

Las tecnologías de la información pueden afectar la generación del conocimiento de muchas formas. En primer lugar, el solo hecho de que se tenga la capacidad de crear tal cúmulo de información es en verdad revolucionario. Hay que imaginar lo difícil que fue tener medios de conocimiento antes de la era moderna.
Una vez que la aparición de las economías basadas en el conocimiento se puso en perspectiva histórica, el debate de la nueva economía sólo puede percibirse con cierta gracia. Se ha concentrado en la posible necesidad de una reforma radical de la macroeconomía porque los principios rectores de ésta fueron tomados por sorpresa por el desempeño de la economía estadounidense durante el último lustro. En general, este debate se recordará principalmente por el enfrentamiento entre los ultra optimistas y su pensamiento económico relativamente rudimentario, y los macro-economistas escépticos que, a pesar de su convencional rigor y prudencia, tenían una visión muy parcial de los efectos de las nuevas tecnologías.
Con todo, lo que han experimentado Estados Unidos y, más recientemente, los países europeos y otros de occidente es sólo parte de una transición acelerada hacia una economía basada en el conocimiento, proceso que se inició hace ya bastante tiempo, pero que comenzó a ganar fuerza hace poco debido a la lenta maduración de la nueva tecnología de los procesadores de información digital de uso general y de las telecomunicaciones por computadora.



Si el objetivo de la economía es el desarrollo, entendido éste como el proceso mediante el cual se mejora la calidad de vida de la sociedad, la economía debe contribuir al mejoramiento de las condiciones no sólo económicas, sino también políticas, sociales, ecológicas y culturales a fin de generar oportunidades y recursos para que la población piense, se organice y participe en los cambios. Es indispensable asignar los recursos de la sociedad a los mejores usos para que exista la riqueza suficiente que distribuida de manera equitativa aumente en realidad el bienestar de la población. Vista así la perspectiva económica, el estudio y el análisis de las estructuras y los procesos económicos, al igual que los espacios en que éstos evolucionan, adquieren gran importancia para elevar los niveles de vida de la sociedad.
Un componente importante del desarrollo es el crecimiento económico, al que a su vez se impulsa mediante la inversión productiva en los sectores que conforman el aparato productivo en las regiones del país.
Las actividades basadas en el conocimiento surgen cuando la gente, apoyada por las tecnologías de la información y de la comunicación, interactúa en esfuerzos coordinados de coproducción (es decir, crear e intercambiar) de nuevos conocimientos. Por lo general, esto implica tres situaciones principales: una cantidad significativa de miembros de una comunidad se une para producir y reproducir nuevos conocimientos (difunden fuentes de innovación); la comunidad crea un espacio “público” para intercambiar y divulgar el conocimiento, y las nuevas tecnologías de la información y el conocimiento se usan de manera intensiva para codificar y transmitir los nuevos conocimientos.

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